Florecen los campos
vestidos de granos de lavanda
en hileras moradas lilas-azuladas,
entre surcos interminables
abrazando la llanura castellana
hasta besar el horizonte.
La tierra amarronada
baja el tono de sus colores
deja paso
al ocaso del sol,
al asomar la luna blanca redonda
sus rayos plateados de luz
se extienden
y amplifican
el brillo intenso
sobre los campos ondulados
como un mar de plata en calma
luciendo su mayor esplendor.
Al soplo del viento
hectáreas de tierra perfumada
regalan aroma fresco de esencia pura
al contemplar el bello espectáculo
antes de la siega de agosto.
04/07/2021