En mi desasosiego me encuentro reposando,
esperando la sentencia de tu palabra,
el silencio como carcelero
y mi conciencia aprisionada.
Atrapado en la galera del devenir,
anhelando la fortuna,
negociando con tu amor por un buen porvenir,
barruntando la condena.
Soportando el calvario de latigazos inciertos,
que azotan mi mente y se marcan debajo de mis ojos
aquellos silencios que amarran mi aliento
La razón escapó sin mi,
pero mi sandez me persuade,
aquí sigo, a merced de tu talante.