La niebla derrotada al roce de tu cuerpo
Tu aliento que estremece el aire,
Reposando tibio entre la brisa
Que te esparce como aroma de rosal virginal
Tu voz que vence el miedo y estremece los sentidos
Dando palabras a la noche para pronunciar los nombres
Sacudiendo las sombras, agitando la espera
Hasta caer rendida en tu boca de agua
Manos perdidas entre penumbras y umbrías
Descendiendo por mi cuerpo, provocando tremor
Excitando escalofríos, germinando los gemidos
En la pasión y entrega de mi cuerpo rendido
Vientre húmedo como manantial de espera
Donde vocifera el agua y nos canta el alma
Donde se aquieta mi hombría
Para descender a tu arcilla y emerger cual nube
Tu rostro claro, de mirar ingenuo
Perturbando insomnios, suscitando sueños
Donde la luz se esconde, entre tus ojos bellos
Incendiando océanos, conflagrando hielos