Tengo en mi mano la navaja
Dispuesto estoy a cortarle
las venas al amor
para que sangre
Ponerlo de cabeza
como las palomas de la plaza
o las gallinas degolladas
del mercado
Y sentir el olor cobrizo
de la muerte
Ver su sangre
brotar a borbotones
Como el vino derramado
por Judas en la santa cena
Tengo el acero templado
con filo de bisturí
dispuesto hacerle sentir al amor
lo mismo
cunado una mujer te deja