Cuanta frescura encerrabas
cuanta hermosura guardabas
un viejo amigo par mi fuiste,
compañero en el dolor
confidente en el amor,
guardaste mis secretos,
como fiel confesor.
Mi realidad viviste
de sueños me colmaste.
En mi paseos por las estrellas
me acompañaste.
En las noches claras de verano
con tu aroma me embriagaste.
El néctar de tus flores
fue el azúcar de mi vida.
Cambiaste la hiel de unos libros
por la miel de la poesía.
Me ayudaste a compartir
amor y dolor
tristezas y alegrías.
Mis gracias son para ti
hoy como a un viejo amigo, yo te añoro.
¡Cómo ciento tu ausencia!
porque, hoy que puedo
no sé soñar
y tan lejos de ti
solo veo falsedad.
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