Cuando llegue el ocaso despidiendo la vida
bajo un cielo lluvioso para mi despedida
dejaré en estos versos una luz encendida
que ilumine el camino que yo habré recorrido
como el pájaro alegre construyendo su nido,
como el ave viajera que no tiene fronteras
y sus alas volaron superando barreras
soportando dolores de diversas maneras.
Pero no me arrepiento, fui feliz en mi mundo,
con mis días felices y otros muy iracundo.
Otros tantos cantando con torrente aguacero
muchos otros llorando bajo aquel limonero
recordando los besos, un abrazo, un te quiero.
Pero siempre sembrando semillas de esperanza
fui surcando con pasos la tierra con templanza.
Caminé los caminos que se me presentaron
que nostalgias pueriles llorando me dejaron
recordando los años que me maravillaron;
los que fui paso a paso recorriendo el camino,
el camino que agreste con la muerte termino.
Y la vida no es vida sin haber sufrimiento
porque fue ennobleciendo todo mi sentimiento;
y aunque tosco el camino, caminé con portento.
Caminé por la vida con buena o mala suerte...
¡Y solo tu desdén podrá causar mi muerte!