Cantaba un pajarillo
su desmedida pena,
era injusta condena
que opacaba su brillo.
En su pecho amarillo
sentía una cadena
que rompía su vena,
como un fino cuchillo.
Perdió su fortaleza,
se abandonó a su suerte
cargando su tristeza.
Es dolor lo que vierte,
conoce con certeza
que le espera la muerte.