Me basta con saber que mis poemas
encuentran en tu pecho dulce abrigo;
diciendo que los guardas como gemas,
y siempre, cual reliquias van contigo.
Tu debes de saber que sus fonemas
me nacen al pensar que estás conmigo;
brindándome caricias tan supremas,
que dulce y tiernamente las bendigo.
Trajiste tu ternura en el momento
que todo parecía tan oscuro
haciendo de mi vida laberinto.
Ahora de mis versos sos sustento
con ese tu cariño limpio y puro
que tiene los perfumes del jacinto.
Autor: Aníbal Rodríguez.