Vengo fiero de un mar , que sólo existe
en las almas de aquellos que rezan llantos,
de la duda infinita , sal y salitre,
ocupemos la barra y entonemos los cantos.
¿Quién soporta el dolor de ser maldito?,
lo soportan poetas de faz rasgada,
porque guardan del sol su grito,
y su fe y su verdad fueron pisadas.
No quiero más olvidos, los tengo todos,
son estampas de amargo frío,
he buscado en tu ser el tierno modo,
y encontreme la verja de un señorío.
Soledades que duelen , son galerías,
son las alas cruentas de un Lazareto,
En mi celda, maldito, me quedo quieto,
me dan miedo las luces, que son tan frías.
Esta cárcel ya tiene a mi ser perdido.
era amante de andar por los caminos,
Hoy cualquier gozar se me ha prohibido.
y no veo gigantes en los molinos.
Sólo veo la senda de la desgracia,
me acomodo en la turba, sin esperanzas,
pero a nadie yo culpo de mis falacias,
yo pensé que actuaba con fiel templanza.
Cuatro duros de vida, mitad del cuarto,
eso pude comprar en el mercado,
se reparten neuronas durante el parto,
se me dio las mejores para el pecado.
Y con esto y con todo paso mi vida,
me encomiendo a la diosa Resignación,
y le escribo poemas, con devoción.
Siempre se puede curar la herida...
Paco José González.