Dame tus manos,
las quiero entre las mías
y estremecerme.
Sentir tu sangre
llegar hasta los dedos
que están conmigo.
Y acariciarme
tus ojos y mirada
con un suspiro.
...Pero son sueños,
pequeñas mariposas
ya muy lejanas.
Pies en el suelo,
vivamos el presente
y sin palabras.
Ojos que buscan
aquello que no tienen
ansiosamente.
...Y cada tarde
el sol nos abandona
sin despedirse.
Atrás nos deja
las nubes asuradas
y tan rojizas.
También se quedan
los sueños encriptados
con mi silencio.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/01/21
\"Quiero tus manos, sentirlas entre las mías\", seguro que eso hemos pensado y sentido alguna vez en la vida y con persona o personas muy cercanas que, es posible, que con el tiempo se alejaron de nuestras vidas o nosotros de la de ellos. Hoy vuelven los recuerdos, pero dentro de un presente distinto y en otro escenario y etapa de la vida.