FRÍO SOÑOLIENTO
El frío entierra el cuerpo en la Antártida,
sucumbe somnoliento entre sus montañas;
a cubierta bajo la nieve algodonado
los sueños generan un calor anestésico.
Sobre la ventana hay un lienzo sórdido,
mientras el celeste está lleno de opacidad;
aunque no es de noche, tarde ya es,
estruendos dejan lleno los ojos de platino.
La luz diurna iluminará la oscuridad nocturna,
pero la hojarasca bailará la última obra;
así el frío pisa aquella tierra pura gélida,
dejando a todos hipnotizados hasta el alba.