Arco Voltaico

A UN JILGUERO

Eras muy pequeño

no sabias ni volar

hasta el comer

te hube de enseñar.

 

Al principio estuviste triste

porque te hube de encerrar,

más tarde comprendiste

el porqué de mi necedad.

 

De mayor te volví la libertad

generosamente la rehusaste,

fue tu prueba de amistad.

 

Mi felicidad fue tu felicidad

me comprendiste

y te supe comprender,

como una madre te cuidé

como un hijo me amaste.

 

Tu primer saludo al amanecer

a mí me lo ofreciste,

la despedida al obscurecer

a mí me la diste.

Pero ya nunca más alegraste,

las mañanas con tus trinos,

porque lejos de ti me ausenté,

separados por el destino.

 

Más, cuando a ti volví

con nostalgia  volviste a cantar

poco tiempo duró nuestra felicidad,

de nuevo lejos hube de partir.

 

Ya, nunca te volví a ver,

unas líneas en el papel,

tu tristeza me expresaron

y supe que, preferiste la muerte

antes que vivir de mi alejado,

tal vez hubieses deseado

a mi lado poder volar,

pero las cadenas de libertad

yo olvidé desatar.

 

Hoy prisionera mi alma está

junto a ti quisiera poder volar.

Viejo amigo:

¡Si es que lo has encontrado!

enséñame los caminos de la libertad,

o al menos, comunícame tu cantar.

 

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