Amo el comunismo
Cuánto es ese amor
lo dirán cuando yo muera
con voracidad al menos complacida
los periódicos de la alta burguesía
Lo amo
como a mis pequeñas hijas
que en los rigores de su piel
albergan la ternura de una sonrisa limpia
sin preocuparse gran cosa por la vida
Lo amo
como a mi padre
quien se jubiló a la sombra de la casa
con el temor de perder la fuerza
en sus pupilas
y la sinceridad de sus manos prensiles
Lo amo
y no podría negarlo
como a la mujer
que en el fragor de un lavadero
de sueños en penumbra
piensa que en muchos lugares
se ha hecho ya un hecho incontestable
toda bondad de este vocablo
Amo el comunismo
como una vez con furia
guardé bajo la almohada
el sueño de una nueva
mañana
y me gustaba oír con platónica
reserva
el lenguaje frugal de los cubiertos
Amo el comunismo
No me es difícil repetirlo
cuanto es ese amor
lo dirán cuando yo muera
con satisfacción incluso descarada
en su página roja
los periódicos de la alta burguesía