Entendí que no todos son iguales.
Descubrí que los sentimientos
pueden jugarte una mala pasada.
Y por mucho que lo intentes sola,
jamás conseguirás nada.
Pero un día ves la Luna creciente,
y día a día la observas,
como te ayuda con su resplandor.
Crees que es la única que te entiende,
pero no sabes por qué.
Sabes que siempre te ayudará,
por mucho que le cueste,
dispuesta a escucharte estará.
Y brillando en el cielo,
iluminando tus noches,
sabes que te cuidará.