Arco Voltaico

ANHELO

De pronto, el mar, se queda sin verbos

para decirte, en el silencio mantenido,

que sólo quiero envolverte en el azul

que descansa en la línea del cielo.

 

Y mis manos, que anidan en tu primavera,

son olas que acarician tu vientre desnudo

en una maniobra de palabras y temblores,

cuyo dogmatismo es un canto infinito.

 

Vertí por una gota de sangre, lágrima viva,

pero encontré mi corazón latiendo

hacia la vertiente luminosa de tu abismo.

 

Todo es mar bravío,

caballo que se encabrita

y se hunde en mi desvarío.

 

Y recorro tus pasos por la arena.

y en la noche,

cantan en mí alma,

los luceros del alba.