Podrá crear maravillas,
Podrá escudriñar poco a poco
Los secretos del cosmos.
Aún así, aquí estamos
¿Lo podrá hacer por siempre?
¿Cuál fue el principio, el origen?
¿Cuál será el fin?…¿Cuándo? ¿Cómo?
Por cuánto la vida podrá mantenerse
Flotando un cementerio de luces,
Que en desesperación se desvanece.
Las estrellas incandescentes
Aclaman ser observadas con anhelo,
Una última vez en ellas bastará,
Para sin rumbo encontrar propósito
Y sin más implosionar.
Rodeado de nada más,
En la vastedad un tenue reflejo
Señalando el punto y el tiempo,
Estuvo presente ahí
Desde su autoconcepción;
Su singular deceso.
Porque si ha de haber un dios
No será otro que el mismo cosmos,
Que en un arrebato de soledad,
Decidió tomar un momento.
Para apreciarse así mismo
Para acrecentar un sentimiento,
Una verdad que ya lo atormenta
Y seguía creciendo.
Pronto regresarás a la oscuridad
Y contigo yo también lo haré.
Lo sé, siempre lo supe,
Espero entiendas por qué.
Con devoción y seguridad
Sucumbiremos al ocaso,
Logrando dar respuesta sin propósito,
Justo cuando todo se haya ido.
Sea el fin del tiempo, del espacio,
De la energía y la consciencia.
Sea el fin de la existencia misma…
Renaceremos.
De nuevo un solo ser, una idea,
Todo lo que existe y existirá…
Todo lo que se pensó y pensará…
Todo lo que se vivió y vivirá…
Lo seremos.
De nuevo el arrebato vendrá,
Con el tiempo lo muerto vivirá,
Lo vivo morirá.
Nos separaremos y todo comenzará
¿Qué es el fin entonces,
Quién lo conocerá?
La armonía del cosmos seguirá…
A su tempo la vida, la muerte
Y esferas danzaran.