Trinchera arrasada por el sexo;
¡batalla épica!
y horas de fuego cruzado...
¡Vencedores!,
los dos descansan sobre las sábanas mojadas.
El aire que entra por la ventana y mece las cortinas, les alivia y reconforta en la tregua...
A partir de este momento, cualquier pequeño movimiento...
provocará un nuevo y placentero enfrentamiento.
(El Chivo)