En lo oscuro,
mano sobre mano,
nace un laberinto.
Opacidad de lo vivo,
que no advierte nunca
su propio designio ni su gota
dura de madera o de asilo.
Crece el musgo
como helecho iluminado.
Flota sobre el estanque
la vieja cortadora de césped,
reliquia antigua.
Se mecen sobre el agua,
hojas color ocre o azabache,
prospera el otoño, avanza
el desierto implacable-.
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