Elizabeth Maldonado Manzanero

Nueva flor en nueva piel

Aromas de quimeras que embriagan de esperanza el sueño

con el que nada importaran las espinas del camino, la aridez

del paso o la piedra persistentemente dura con la que tropezó mi pie,

si juntos formaremos nido para calmar la sed del abandono

retomare mis sobras para traslucir solo la luz de la experiencia

y el poco amor que como mendrugo me mantuvo en vilo.

Serán tus ojos la música de mis oídos, tu boca la fe del pensamiento

que me cimentaran un nuevo mundo, clausurando al fin

la clandestinidad de mis oceánicas aguas, no serán

inútilmente mis palabras, ni las recibidas que en su momento

me dejaran su mar de dolor, hoy volveré a bañarme en él para dejar

ahora desgastados los sentimientos y los ríos vertidos por la ausencia,

el canto aprendido habrá que desaprender y reaprender a contemplar

 la luna, a encontrar en la germinación de la aurora el nuevo placer…