Sintiendo tu amor en mi boca,
poniéndote mi querer en tus labios,
oyendo
trinos de ave cantora,
dejándote el susurrar de palabras
acariciantes,
que tu amor se las lleva,
teniendo el ansia de tus ojos
en mí,
yéndose mis caricias
-vibran tus cervatillos-...
Esplendor en la hierba es tu cuerpo,
amándolo: de besos,tú,rociada,
metido en tu alma yo,
en tus huesos,
en la sed de tu amor,
cantándote los mis amores
de los adentros,
recostados en la hierba
-corren ráfagas de estrellas fugaces-,
nos amamos suavemente
-brisa es la alameda-,
quietamente abrazados
en posición de yoga, frente a frente.
Estrellas y luceros
te besan...
Se oyen los cañaverales, y el río
rizado baja,
llevándose el querer
de nuestros cuerpos.
(Asoma el amanecer de entre montes
lejanos...
Desgaja
la luna
su esplendor sobre la hierba...)
(Salvador)