¡Pájaros de mal agüero!
Inundaron mi estancia
y llevo la vida echa pedazos
sin ganas transitar ausencias,
ni latitudes.
Y guardo silencios universales
esos que oscurecen ciudades,
derriban montañas, abren los mares
y golpean a las aves en pleno vuelo.
Y me consumió la ira y las calles
me invitaron a tomar
la ruta mas corta y aunque el tiempo
me devore.
Miro las fotografias del diario
y recorro la escena para saber
cuántas vidas por el mundo perdí
y si el último sueño, me dejará volver.
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