Estabas vestido,
boca abajo en el lecho
y me subí a tu espalda
para darte un beso.
Y te besé en la nuca
y sentí tu cuerpo,
debajo del mio
como en un sueño.
Y me enrede en tu cuello
sintiendo el aroma
de tu aliento y cabellos.
Y todo lo incierto
se hizo vida y versos
en un mar sin tiempo.
Estabas vestido,
escribiendo un cuento
y al volver la página
todo fue agua y fuego.