Te he esperado de tarde en tarde
como se esperan los nacimientos;
Te esperado en cada mediodía,
enjugando los sudores de mi frente.
Te esperado por las mañanas,
añorando la seda de tus manos;
te he esperado en mis insomnios
cuando juegan los genios de la noche.
Te esperado en los oscuros ocres
de mi tenaz café solitario
te he esperado temblando en el rocío
enredado en la piel de los aromos
Te esperado en las cosechas
con el dorado tul de las vendimias,
como se esperan los milagros
tras la oración desesperada
Te he esperado con el canto de las olas
con el saludo y la despedida del sol
te he esperado tanto pero tanto
que no me canso de esperarte.