En tanto que soñaba hacerte mía
brotaba mi quimera más poética,
mirando tu belleza tan herética,
que llena de candor, me estremecía.
Mi anhelo de tenerte florecía
con rima muy febril, y muy magnética;
pensando en alcanzar tu gracia estética
con ansias de tremenda idolatría.
Entonces una tarde muy romántica,
envuelta con tus velos celestiales
igual que bella diosa quiromántica;
me diste tus encantos virginales
con brasa de pasión tan piromántica,
nacida de tus genes orientales.
Autor: Aníbal Rodríguez.