¡En pecado viviría
en la casa de mi tía,
esa que nombre de flor tenía!
Mucha gente yo conocería,
que ella, presta le atendería.
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Mi familia eran muchos, un montón
y los días festivos a la iglesia asistía,
para la misa y el sermón,
pero, yo ni la hostia comía.
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Todos eran muy creyentes,
los 10 mandamientos seguían,
y de las leyes obedientes.
Pues, eso, de familia me tocaría.
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En las noches el Rosario,
antes de irme a acostar
y postrada ante el Sagrario,
para los pecados borrar.
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El mandato era obediencia
y unas reglas un poco duras.
¡Allí no tenían la conciencia:
De qué, un niño, no ve cosas impuras!
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Yo viviría en gran pecado
porque a la misa, ir no quería.
Prefería hacer un mandado,
y así, de ésta me escaparía.
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¡Todo era así, en la casa de mi tía…
que nombre de flor tenía!