Cuando la luna se oculta
aparece un sol radiante
y más atrás se asoma,
tu sonrisa fascinante.
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Y en las noches cuando
tu cuerpo a mi lecho
se acerca, sólo te quiero
abrazar y tú me pides una
tregua para poderme besar.
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A esos encuentros de los dos,
no les alcanza una semana
y ni siquiera mil mañanas,
ya que nunca pienso en el adiós.
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Tenemos tanto que contar
que nos hacen falta las noches,
para brindarnos derroches.
¡Es lo que nos deja el amar!
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Quiero ir contigo a la playa
y tocar puerto seguro.
Marino te he bautizado,
pero eso no lo aseguro.
Las amarras yo no he soltado.
¡Y eso mi intuición lo subraya!
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Temo que eso nos pueda costar
un buen susto en Alta mar.
O que se desate el destino
y no nos podamos amar,
al perder en el mar el camino.
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¡Mejor vente a tierra firme!
Que aquí sí puedo yo contar
con mi casa y mi cantar
y con sosiego, a ti unirme.
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¡En esta fiesta de playa,
gana más el que se encalla!