Los hombres van soñando con la gloria
de ser de libertad sus constructores;
y ver de la justicia sus fulgores,
que alumbren los caminos de la historia.
Anhelan esa aurora laudatoria,
que vista de equidad sus replandores;
trayendo de la paz sus blancas flores
que sirvan cual diadema de victoria:
¡Por eso se levantan en tropeles
guerreros de gloriosa transparencia;
lanzando decididos sus corceles
en contra de tiranos sin conciencia;
que son de la ignominia los lebreles
que siembran el terror con inclemencia!
Autor: Aníbal Rodríguez.