Del placer de mirar tus ojos; no me canso,
de apreciar tu figura, no me fatigo,
ver cómo creces a diario, es mi orgullo,
sentirte llegar o cerca, adiós soledad,
es tu aroma cómplice y seductor,
pues sobrepasa todos mis límites.
Dejarme llegar no ha sido fácil,
intentar alejarme, ya es imposible,
como también el pensamiento,
el anhelo y tu compañía que arropa.
Abrazo mañanero que ansío
extensión del saludo esperado y dulce,
que me conmueve a lo profundo
para con tierna sonrisa volver a tus ojos.
Ya la jornada de encuentros se torna hostil,
llega momento de retornar a casa,
pero sigo cargando contigo sin estar,
te llevo, te traigo y no te dejo ir,
si es un sueño, lo hago despierto por ti.