Mi mejor amigo, ya te extrañaba.
Solo tú sabes guardar silencio,
cuando mi alma habla.
Hoy quiere contarte
acerca de su tormento
que tiene apellido y nombre,
suave voz y debilitador acento
¿Sabes? Hoy volví a saber de él.
Me tranquilizó saber que está bien.
Pero no pude evitar, una vez más,
mis lágrimas por mis mejillas ver rodar.
Hoy volví a escucharlo
y mordí mis labios
para no nombrarlo.
Necesito aprender a soltarlo
porque, si no lo hago,
moriré de angustia,
me ahogaré en mi desamparo.
Mi amigo, veneno.
¡Cuántas veces
me advirtieron de tu agresividad!
Y sin embargo, aquí estás,
eres el único que consuela mi soledad.
Envolviendo en tu delicioso humo,
el recuerdo de aquél que ya no volverá...
No quiero consumirte,
consúmeme tú a mi.
Desaparéceme de esta vida
devuélveme, cuando sepa como volver a sonreír