No soy el único mortal que ansía conocer el mañana con antelación
el ser humano ha creado ciencias para lograr este magno propósito
pero parece que el fruto obtenido tiene una muy pequeña relación
y todo queda confinado como inmenso secreto en un frío depósito.
Mucho dinero es invertido para conocer ese futuro por anticipado
grandes personajes recurren a pitonisas para lograr las soluciones,
cuando llega el momento aparece la realidad y causa fuerte enfado,
se llena el corazón de vanas alegrías y van al cesto esas las ilusiones.
Conocer el porvenir se reserva a los dioses y es un profundo secreto,
los humanos somos destinados a sufrir inesperados acontecimientos,
ello equivale a querer derribar con las uñas el más saturado concreto,
queda una única esperanza como es hacer realidad los pensamientos.
Determinar el suceso que ocurrirá cuando es beneficio causa emoción,
si es un acontecimiento trágico nos sumerge en un inmenso problema
porque es muy probable que los actores sufran una enorme conmoción
y la infraestructura empleada para la escena es reducida a un emblema.
Jaime Muñoz, enero 9 de 2021