Algo se ha perdido de nuestra mirada lenta
impetuosa
cuando ya ni siquiera nos duele el olvido
y nuestra boca de gelatina solo alcanza a proferir
ruidos monstruosos
de vez en cuando tras la curvilínea vigilia del
guardián incansable
que registra con su lápiz trasnochado
el canto triturado de los búhos
Algo irregular sucede cuando
aparentamos un dolor que no llega a perturbar
nuestros zapatos
y emprendemos atropelladamente la carrera del
desprecio que revienta
contra uno mismo
y nos sentimos porque no decirlo transitoriamente
impedidos
para sacar la mano y detener la marcha
Supongo que no es difícil concebir un momento en
cada laguna del tiempo
para enfocar el quiste que cubre poco a poco
los labios del animal silvestre que nos acecha adentro
y comprendo que para recuperar una mañana
solo basta correr la cortina de hierro
con la que aparece el huevo de la luz en la ventana
y se rompe a correr hacia el trabajo
y entonces si es que queda tiempo hay que bañarse y si no
decir adiós con los dedos
tras la cerradura apresuradamente
Pues no solo la basura es infalible
y nos seduce también el deseo de ser perfectos
por tanto, digo repito me reprocho en la retina
cuál es el espejuelo que me impide
ascender legalmente sobre el feroz instrumento de la carne
si mi voluntad era un topo insobornable?
El conformismo es la paz de los enfermos