Ben-.

Caminos-.

No quería llegar, al menos, solo.

Pero al fondo, le esperaba la tierna

opacidad de las cosas, ya desvelada.

Un puñado de huesos, sin flores,

sin secretos, y un montón de tierra,

cálida, dura, exigente: casi roja.

No quería llegar, a esas conclusiones,

frágil, viejo, sin tenacidad en los brazos.

Pretendía, en cambio, contarlas.

Decidles, claramente, aquí estoy,

este es mi alto en el camino, el hito

que yo mismo fabrico, y esparzo

sobre la hierba. No importa mi asesino.

La lira quedaba ausente, y el trapecio

se ajustaba. Tocar la frente

era un impulso a la vida. Restituir

las manzanas podridas. Descubrir

nuevos mundos y órbitas.

Sin embargo, llegó, como era

de esperar, solo. A la ancha oscuridad

y a la tempestad de los neones.

 

 

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