Ayer bajo un delirio taciturno
blandía la luna una arandela blanquecina
cuando el mecanismo oculto entre mi ojo
aprensaba de a poco tu falange tibia
Que ofrenda diera a esta áspera existencia
para que fueras mi verso hondo, mi canto helado
como ayer lo eras, ¿recuerdas?, niña frágil que espera
hallarse lejana como astro desfigurado por el tiempo.
Desconocida a mi noche que te anhela
como tono que el oído no descifra
He emprendido senda amiga peregrina
para reencontrarte entre palabras surreales
si sabrás de ellas, que se yo, no hay certeza
que mi ojo oculta el deseo de aprisionarte
en esta ilusión sensitiva
para que tu boca y no la luna sea
taciturna cercanía.