Fue una noche
en la cual camine bajo el silencio
las nubes recorrían suavemente el cielo
y mis ojos volaban hacia un destino incierto.
Esa noche había comprendido mudarme a otra tierra
hacer de mi mente un paraíso
crear dentro mío un mundo diferente
de esos que jamás podemos obtener.
Mientras mis pasos dejaban huellas
en ese andar solitario
mis manos en la invisibilidad
de todo mi cuerpo
aplaudían, quizás, al ultimo recuerdo digno de contarse
a la mágica palabra
al mas eterno porvenir
de aquel futuro
que pasa frente a nuestros ojos
y nos hace vivir
en la mejor esperanza
mejor contada con palabras.