Recrudece la tormenta y la tristeza
Son cristales ingeridos, ya no habrá cura.
Quien desprecia su ser no es alma pura,
Es un trozo de Averno, es mi “pobreza”.
¿Cómo puede la vida dolerme tanto?,
¿Cómo puede el amor darme jarilla?.
Yo no puedo evitar mi alma de arcilla.
Yo quisiera llorar rompiendo en llanto.
Quisiera ser tambor para romper
Las mañanas, las tardes, todo el ayer.
No concibo existencias en sus mitades,
Y por eso reniego de las deidades.
No hay desdicha más grande que haber amado,
y volar como un globo, para ser olvidado,
un capricho brillante que cruza el cielo,
y se aleja temblando, le cubre un velo.
No quiero rosas en este trance,
Cariñosas, margaritas me valen,
No quisiera yo verme en este lance,
Yo lo intento profundo ...¡ hierros que claven!.
Paco José González