Vivo, siento y canto,
La montaña, el aire y mi tarde... Te quiero, te quiero, mas no estabas ahí para escucharme.
En tu maleta alcanzo tu ropa y las promesas rotas quedaron conmigo. Te quise retener en la mirada y los recuerdos embriagaron mi memoria atribulada.
Esta tarde, triste y dulce, en nada se parece a aquella en la que te fuiste, aunque el cielo sienta pena de un maldito desdichado, no es capaz de llorar y lamentarse. Ya todo paso! Pero jamas se olvidará.
Aca frente a la casa y en el cuarto que una vez fue nuestro, con paredes de adobe y techo de tejas, esta la cama vieja que conserva hasta el mas minimo detalle de aquella pasión.
No queda mas, aun entre recuerdos, vivo, siento y canto... en la montaña, su aire y mi tarde.