Apenas vienen a mi mente los recuerdos
de aquel jardín florecido dónde, por vez
primera, nos vimos; son solo recuerdos.
Nunca olvidaré la mesura de tu mudez.
¡Sí el citado no te habla cómo entablas!
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Jamás supe si fue por recelo tú lividez,
Seguí impresionada por un largo espacio.
No había visto a un Adán con tal timidez.
Tu pálida tez asumió el color del topacio.
¡Ante el temor es mejor el buen humor!
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¿Acaso recuerdas que casi ni me hablaste?
Desesperada y en silencio, en nada pensaba.
Aún escucho cuando, por fin, me suplicaste
que, nos viéramos otro día, sí no importaba.
¡Hay situaciones en las tocas tomar distancia!
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De pronto me vi, deshojando Margaritas.
En ese sagrado ritual del … Sí, No, Sí, No, Sí.
Ruego al Dios de los cielos que no se repita
ese estribillo qué se parece más al Frenesí.
¡Sí la cita es dudosa recuerda eres la Diosa!
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¡Vaya, cómo me afectó este insólito incidente!
Jamás me había topado con un varón mudo.
Sin embargo, fue así y, no fue un accidente.
Le di la oportunidad, pero hablarme y no pudo.
¡Reconocer el traspié de la cita es de valiente!