Era el Viento Antiguo y Sibilante
y la Lluvia Gélida y Amiga…
Era ése, el Volar sin alas,
casi Sagrado,
Vulnerable y Universal,
Y en Mil Versos,
vertidos...
Era, ese canto misterioso,
Y un sonar bronco de Timbales…
Que abría sin Sigilo, el pesado
Cofre de los Recuerdos.
Cofre fascinante y entreabierto
que de pronto y sin aviso, aparecía…
Era también, el Aullido Latente
De este Invierno,
Que entre Amores u Odios
Vuelve fiel, a ser Mío…
Y entre estas Mágicas Penumbras
(Que ya casi no duelen ni gritan)…
Será este Añejo Versar
(Preñado de sutiles verbos en Recuerdo)
Será también, ésa, la Llama Ardiente
De un Velón antiguo de Cera...
(de Pabilos Cenicientos
y Fuegos en Fuga, Precaria y Desvanecida)
Y el Sin Compás de la Resonancia Tosca
De otrora...
En esta Mágica Penumbra...
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Lloro ya sin lágrimas, …
Junto al Viento Ensimismado...
(Mientras la Lluvia se refleja, tristemente
como espejo
en las Laderas Cóncavas
de los Charcos)...
(Patricia)