Entre el bosque y la luna te persigo,
la luz pierde su intensidad cada vez que te miro.
Al verte a lo lejos me desespero,
quisiera alcanzarte pero y no puedo.
Te grito pero tú no me escuchas,
mi alma idiota y confusa por ti lucha.
Cuando por fin tocarte podía,
el silencio y la soledad lejos de mi se escondían.
El sol me sonreía, y la luna me arrullaba con el canto de tu voz,
al paraíso subí sin percatarme, de que el maldito tiempo de ti iba a alejarme.