Si tu llegas, no serán tiempos mal gastados,
ni años mudados, ni días cargados de sombras,
serás una esponja de mar con rondas hasta el cielo,
ánfora de dulces jardines, polvo de finos laberintos.
Una proa invencible surgirá del oro de tus pestañas,
la luna acompasará el río fogoso de tus ojos,
tu voz prenderá la roca para perpetuos estrépitos,
peinará tu aliento el panal silbante de los bosques.
A mis lozanías apagará la primavera de tu piel,
no aparecerá el campanario roto por las horas,
la onda de sus pasos a de estallar largas tiras de cristal.
No terminará la vida sin alimentar tus sueños,
el arenal desierto pardo sin golondrinas,
se abrirá al encanto de tu risa para activar al sol.