Augusto Fleid

Te Espero...

Qué más podría yo pedirle a mi dama.

Aquella que todas las noches la veo llegar desde la distancia de una derruida calle.

 

 

Junto con la compañía del viento camina hacía nuestro cálido hogar.

El corazón la espera con ansias desde una humilde ventana.

 

 

Mis ojos ansiosos no esperan por encontrarse con su mirada y perderse nuevamente en el brillo de aquellos ojos azulados acompañados de pequeños luceros.

 

La soledad desaparece en cuánto te escucha entrar por la puerta del otoño trayendo consigo la primavera la cual tanto recordaba.

 

 

Mis brazos te reciben con cariño, los días que transcurrieron sin tú compañía perecerá simplemente como un recuerdo.

 

 

Anhelo verte pronto cuando te vas me alegro al verte llegar desde el puerto hacia la casa donde habitan tantas historias que el ayer no pudo borrar de mi memoria.

 

Mas es un anhelo que un sueño esperándote desde esta distancia por volver a  verte...