“La soledad es muy hermosa, cuando se tiene alguien a quien decírselo”
Gustavo Adolfo Bécquer
Lo dijo una estrella errante
que vagaba por el cielo
con la sola compañía
de la noche de los tiempos.
Lo dijo una margarita
perdida entre mil enebros
en el paraje baldío
de un otero seco y yermo.
Lo dijo un triste ermitaño
que habitaba un alto cerro,
que se había enamorado
de su mutismo perpetuo.
Lo dijo el único espíritu
desterrado a un cementerio:
-Soledad bella y callada,
amante fiel de los muertos.
Lo dijo un beduino arcano,
nómada por el desierto,
hablando consigo mismo
cuando perdió su camello.
Lo dijo un grito al vacío,
ni rebatido por ecos,
contestando aquellas voces
que le consumen por dentro.
¡Que era hermosa!, tan hermosa
como un crepúsculo a fuego,
y que si nadie lo cuenta
solo lo sabrá el silencio.