Rodrigo A. Alvarenga

¿Desde cuándo gime una estrella?

Agotado, clamo tus besos. Lastimosamente, sólo llegan tus miedos. ¿Seré yo uno de ellos?   

Me excito, te muerdo, lentamente cubro tus senos, te escucho gemir y no lo creo. ¿Será sincero?

Despierto, no te encuentro. Fue cosa del momento. Tranquila, lo entiendo; somos amigos, y te doy gracias por ello.