En vela pasé la noche
soñando con tu cariño
llorando por tu reproche
como va llorando un niño
llegando la medianoche.
Y soñé de noche y día
con besar tus tibios labios
y aquella melancolía
gestaba duros resabios
que mataban mi alegría.
Mirando todas las flores
naciendo por el camino
pintadas con sus colores
en bello lienzo divino
reflejando tus amores.
Y al fin desperté del sueño
que atrapado me tenía
porque ahora soy tu dueño
y tú eres la vida mía
la que quiero con empeño.
Por eso canto a la vida
con mis versos, sin atraso;
y la honda pena vivida
no significó fracaso
sino aspiración cumplida.