Llega la guerra. Camuflada.
Mil máscaras la cubren.
Va armada hasta los dientes.
Los campesinos huyen a pueblos y ciudades, sin un lugar en dónde refugiarse.
¿Qué comeran,
aire,
cemento
o nada?
sus manos ásperas, amigas de la tierra, solo conocen ese amor; no otro.
Sus pies, amigos de la tierra, regresan a los campos ajenos; campos antes extensos, ahora contraidos; campos antes fértiles, ahora improductivos.
Falsas semillas, alimentos falsos; porque, según los sabios, a la naturaleza hay que ayudarla...
Y la tierra se torna cada vez más estéril y los hombres se tornan cada vez más famélicos y tristes y la miseria se pasea campante por doquiera...
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©®Lea Nieves Torres.