Que la vida me perdone
por las veces que la critiqué,
Por las veces que le dí la espalda
cuando llorando imploré.
Que la vida perdone mi necedad,
que perdone tanta ceguera.
El aferrarme de tal manera
a lo que no era para mi.
Perdóname vida,
puesto que en mi ignorancia,
no notaba, y mi corazón no divisaba,
que lo verdadero se aproximaba