Hola, Lorelei. Mi nombre es Ana.
¿Quién dijo que no eres bella?
Cierto, no lo eres. Eres fea,
morbosamente obesa. Nadie te ama,
tu gente se va de pies a cabeza.
Me llamo Ana, mi niña,
tu amiga en salud y enfermedad:
no comas esto ni bebas aquello.
Sí. Ven conmigo. Pierde peso.
Te haré una princesa, mi princesa,
Lorelei.Tu vida, una pasarela.
Solo como luz y aire.
Todos piensan que soy tonta.
Soy tan libre que vivo a mi aire.
Soy casta, etérea,
hasta los tuétanos tu princesa.
Fui ente, potencia y sustancia.
Ahora soy átomo y esencia.
Cual yegua a cascos en la bajía,
la hipofagia es una con mi alma.
Ana, qué hermosa es tu voz:
bruñida como el cristal,
directa como mis espejos.
Estoy metafísica.
¡Tuya hasta los huesos!
¡Qué delgada soy!
Insomne, pesan mis prendas.
Boto vestidos y calzones,
pantalones, bikinis y poleras.
El apetito, pecado venial.
Mi cuerpo, templo celoso.
El hambre, pecado mortal.
Mi familia no me llama.
¿Qué decir de mis amigas,
amadas y conocidas? Menos y nada.
Lloro de felicidad: sola jamás.
Internet, mi palacio.
Una reina, muchas princesas.
Maldita balanza.
Mírate al espejo, bolita;
olvida esas costillas,
esos brazos como palillos,
esa carita cuadrada, tus mareos,
escalofríos, corazón y lanita.
Eres decepción y fracaso.
Te romperé uñas y dientes,
así serás mi princesa.
Será nuestro secreto
hasta la muerte y más allá.
Mi nombre es Ana… no es fácil ser una princesa.