Caminé por espineras
que dejaron cicatrices
con colores y matices
como nubes pasajeras.
Hubo noches de ternura
otras tantas de ansiedades
con mentiras y verdades
que dejaron su fisura.
Cielos claros y nublados
cobijaron mis andanzas
que no siempre con bonanzas
puso días lloviznados.
Y en la ruta de la vida
admiré los pastizales
y el verdor de los maizales
con la fresca agua llovida.
Caminé por el sendero
lleno con mis ilusiones
buscando con mis pasiones
un abrazo y un te quiero.
Y al gorrión que iba cantando
anunciando una tormenta
con la mirada contenta
vi que alegre iba volando.
Los caminos borrascosos
los que recorrí descalzo
no los maldigo, ni ensalzo,
porque fueron muy hermosos.
Y el niño con pasos lerdos
sobre los campos floridos
de mariposas tupidos
viven solo en mis recuerdos.
Hubo tantas emociones
de alegrías, de tristezas,
unas cual rompecabezas,
provocando decepciones.
Pero es parte de la historia
de la vida caminante
del camino desafiante
desde que tengo memoria.
Pero aún con tanta herida
la vida como una rosa
con espina dolorosa
nunca espera su partida.
La vida es tan misteriosa
como lo es la misma muerte
porque en vilo ha de ponerte
su guadaña dolorosa.
Pero sigo caminando
hasta mi último respiro
mientras tanto yo suspiro
porque aún te sigo amando.
Y la flor con sus olores
son señal de larga vida
que de amor muy colorida
van gozando los amores.
Y con paso a contrapaso
me iré como un peregrino
al concluyente destino
cuando llegue el gris ocaso.