La marea recorre la blanca arena
pero cuando la luna se oculte
bajamar tomara su curso hasta la siguiente noche.
Luego, cuando ella regrese con su energía
volveré a caer hipnotizada ante su luz
sabiendo que nunca se quedará.
Entonces un día no volverá a amanecer
y la marea no volverá a bajar,
así podré verte por siempre
aunque el mar se escape entre mis dedos
y la brisa no pueda atrapar,
cada minuto que te pueda tener
hasta que el frío congelé mis huesos
y una sonrisa fija sin más que hacer.
Cuando la muerte llegue sin alcanzarte
sabré que solo verte fue un placer,
y cuando ya no pueda ver
al universo besaré.