LuisHerrera

Si el frio fuera ella, estarĂ­a hirviendo

Ardiendo por el silencio de su mirada desoladora, ocasionando en mi un vacío tan marchitado cual desierto que se consumió por el calor de Dios, tengo miedo de perder todas las luces, todas las luces que un día tú me diste, tengo miedo de caer en la oscuridad donde sumiso me encontraba ante mis más oscuros miedos. Temo el perderme de la salida que tú, el más bello ser, que, con tus cálidas manos, con tus ojos suaves como la seda y con ese mirar que se oculta entre sus cobijados parpados de fuego, tan calurosas que, si el frio fuera ella, estaría hirviendo entre cálidas mareas de sus ojos fugaces, fugaces como estrellas, fugaces como tú y yo, aunque eternos como nuestras conciencias innegables. Una melodía más clara que las de Beethoven resuena a tu tacto, resuenan a tu caminar, a tu cálida alma, que música produce al hervir ese frio que con tu suave existir me derrite.